Invasión! (a lo chino)
El viernes por la noche, una vez que estábamos todos los que éramos y éramos todos los que estábamos pusimos rumbo a un restaurante chino para cenar como se merecía, o al menos intentarlo. Para esta cena no había un menú definido, y como os imaginaréis, poner de acuerdo a 40 personas y además intentar tomar nota de lo que cada persona quería era una tarea de chinos, literalmente.
Desafortunadamente para ella, los chinos debían tener alguna especie de cuenta pendiente con una pobre camarera, a la que dejaron sola para atender a la masa de soldados hambrientos y enardecidos que no paraba de gritar sus peticiones sin demasiado orden ni concierto. A la pobre chica se le ponían los ojos como un plato de gambas. Normal, si comprendemos que muchas veces la comprensión del castellano que tienen nuestros amigos orientales no pasa de un "tlé eulo" o un "mucha glacia!". Aún así la chica afrontó la prueba con valentía y, quitando alguna cerveza que quedó en el camino, cumplió con todas las peticiones que se le hicieron. Se comenta que al día siguiente volvió a su patria para irse a una montaña y dedicarse a la meditación y el silencio...
Sorteo con sabor a tongo
Nuestros amigos portugueses tenían una llegada estimada para la 1:30 de la mañana. Por causas inesperadas (Afonso, el niño al que patrocinan y que intentan supere una enfermedad muy grave, ha empeorado) tuvieron que retrasar su llegada hasta las 3:30, avisando a la única persona del grupo que podía comprender su lengua y chapurrearles una respuesta en portuñol (un servidor).
Como la hora era muy intempestiva nuestro RRPP organizó un sorteo para decidir quien debía quedarse despierto a esperar a nuestros amigos lusitanos introduciendo nombres en papelitos dentro de una copa.
Curiosamente la única persona que entiende un poco de portugués (nuevamente, un servidor) resultó agraciada, lo que generó gritos de "tongo! tongo!" (solo por mi parte, el resto de los asistentes simplemente reían o miraban con cara de "pardillo, has pringao!")
La reclamación ante el Colegio de Notarios no se hará esperar.
Un terrorista peculiar
Casi al final de la cena del viernes hizo su aparición en el restaurante chino un terrorista muy particular. Llevaba una kufiyya de aspecto muy absorbente, gafas oscuras y un cinturón de tercios que no se sabía si tenían explosivos, cócteles molotov o Mahou cinco estrellas.
Por un momento temimos por nuestra seguridad, pero luego nos dimos cuenta que el terrorista se había bebido el contenido de todos los tercios que llevaba y que realmente no era una amenaza para nuestra seguridad.
Desapareció tan rápido como vino.
Ronquidos Imperiales
Tanto la noche del viernes cómo la del sábado, algunos de los miembros de la garrison fueron capaces de comprobar la calidad y sonoridad de los ronquidos de la Legión 501. Hay que decir que en este grupo cuando se hace algo, se hace bien, y al momento de expresar la calidad y pesadez de nuestro sueño este afán de superación no se hizo esperar. Solo fue cuestión que uno de los miembros comenzara con su amable sinfonía para que varios miembros del grupo de se unieran al unísono, para deleite e insomnio de los demás asistentes. Entre otros temas se interpretaron la Marcha Imperial y el tema de Darth Vader. Personalmente me uní al coro de ángeles el segundo día y creo que el resultado fue muy apreciado por mis compañeros de recinto, especialmente nuestro comandante que gozó de una posición privilegiada entre dos grupos de roncadores, lo que le hizo gozar del concierto en un fabuloso estéreo. Cabe mencionar que Beldar hizo acopio de unos útiles tapones para los oídos para sí y su bella mujer, que lamentablemente les imposibilitaron apreciar los delicados tonos de nuestra simpática sinfonía.
Los ángeles de Carlos
Ya durante el desfile, el grupo de apoyo tuvo un rol estelar y hay que reconocer que gran parte del éxito del desfile se debió a nuestras pequeñas y bellas asistentes, que como ángeles de la guarda velaron por nuestra seguridad en todo momento. Había que verlas, yendo de un lado para el otro, con sus brazaletes fluo, moviéndose cual Hombres de Harrelson. Impidieron que la gente se nos echara encima, velaron por nuestra integridad al grito de "alcantarilla!" o "cuidado, escalón!" y lucharon a brazo partido contra madres obstinadas y curiosos impertinentes. Sin ellas hubiéramos salido peor parados que Carmen Electra en la Campus Party. Marcaron la diferencia.
El Biker fantasma
Durante el desfile tuvo lugar un acontecimiento que fue la comidilla de todo el grupo el domingo por la mañana y que seguramente intrigaría hasta el mismísimo Iker Giménez. El grupo de biker scouts se encontraba al final, cerrando el desfile, y estaba compuesto por cuatro integrantes. En un momento, una de nuestras chicas de apoyo miró hacia el grupo y se dio cuenta que algo no iba bien. Parecía como si hubiese demasiada gente. Miró con detenimiento y se dio cuenta que en el grupo de los bikers había ¡5 integrantes!
Nadie sabe bien quien fue el espontáneo. Se sumó al grupo en algún momento del desfile con un traje lo suficientemente bueno como para que nadie se diera demasiada cuenta. Aprovechó la posición final de los scouts para integrarse y estuvo con nosotros hasta el momento de la foto de grupo que hicimos entre miembros y futuros miembros de la 501. Cuando se pidió que los no miembros se apartaran para realizar la foto oficial, en lugar de encarar hacia el sitio habilitado como vestuario enfiló hacia la puerta de salida y se perdió en la noche toledana.
El misterio todavía permanece entre nosotros. Si eres el Biker fantasma y lees estas líneas, por favor, ponte en contacto con nosotros. Eres leyenda.
El mercadillo del domingo
Todo evento grande de la Legión 501 que se precie es un momento de intercambio de trading cards, de regalos a otros miembros y de compras de merchandising interno (las camisetas, lanyards, parches, etc. que solemos utilizar en las misiones). Manu, nuestro encargado de mercadería, trajo consigo desde Bilbao varios artículos para los miembros, y comenzamos con la compra-venta durante la tarde del viernes y el sábado. El domingo por la mañana todavía quedaban artículos para la venta, y dado que le era un poco problemático volver a llevar todo hacia Bilbao nos deleitó a primera hora con unos simpáticos gritos a través del megáfono de "¡Tengo camisetas señora! ¡que me las quitan de las manos, vea! ¡Tengo lanyards, monedas! ¡Compre mientras quedan!". Vista la cantidad de personas que le compraron artículos, el recurso típico de los mercadillos parece haber surtido efecto.
Depredadores de información
Si alguno de los vecinos del Patronato Deportivo de Toledo se levantó un poco tarde la mañana del domingo para comprar el pan y el periódico, puede que se quedara sin posibilidad de adquirir lo segundo. Al dirigirnos a desayunar varios miembros partieron raudos a revisar la prensa para ver las repercusiones del acto. No les fue difícil encontrar lo que buscaban: salíamos en portada de los dos periódicos locales. Por ellos los miembros más rápidos de reflejos compraron cuanto ejemplar pudieron de El Día de Toledo y La Tribuna de Toledo, agotando su existencia en dos papelerías de las inmediaciones. Sé que los vecinos apreciarán la larga caminata que tendrán que haber realizado ese día para conseguir el periódico, que contribuirá a que mejore un poco su salud.
Y esto es todo lo que recuerdo. Si tenéis más anécdotas ponedlas, que este evento debe estar lleno de momentos memorable. Saludos.
P.D: No sabía si abrir un hilo nuevo o ponerlo en el general. Si los administradores lo ven conveniente podéis moverlo al otro hilo. Gracias.
